La relación que Jorge Sassi mantiene con sus personajes es profunda, visceral, algo trágica, si se quiere. Cuenta que los crea, los quiere y disfruta mientras duran y, cuando es el momento, no duda y los mata. De hecho, alguna vez se autodefinió como un “cementerio de personajes”. “Lo dije en un sentido metafórico, en el sentido de que los tengo en mí, pero no los he seguido, no los he explotado comercialmente”, explica.
“Yo me juego en mis personajes. Siempre me gustó componerlos, ponerles cosas mías. Por eso ellos siempre me ganaron a mí”, considera Sassi. Pero se refiere principalmente a sus primeros éxitos televisivos. Cuando interpretó a Félix, aquel capataz de estancia en Amo y señor, o cuando repetía el latiguillo “¡Pechito argentino!”, a fines de los 80, junto a Tato Bores. “Yo no entendía, por no estar capacitado todavía, el hecho de que el personaje no se apagara en la calle. Se metía con mi identidad. Me gritaban ¡Pechito! Y yo decía: `¿Qué Pechito? Soy Jorge Sassi´”.
Actualmente interpreta a Emilio Mejía en Dulce amor (a las 22.30, por Telefe), un mayordomo gay que le aporta una importante dosis de humor a la tira. “Emilio tiene algo clownesco, esa cosa de la Comedia del arte italiana que tengo también yo como actor, que está en mi raigambre”, describe Sassi. Con 45 años de carrera a cuestas, hoy su nombre se impone sin esfuerzo por encima de cada uno de sus personajes. “Esto es el resultado de la acumulación. Es un camino que debía ser construido con el paso del tiempo y con el resultado de los trabajos. Es como un empedrado que hubo que hacerlo piedra por piedra. Eso ya lo entendí, pero en algún momento lo debo haber sufrido”, evalúa.
Leé parte de la entrevista.