25 oct 2009

``Soy la misma Kamikaze´´

Ernestina Pais se puso el traje negro y comanda CQC, uno de los ciclos más importantes de la televisión argentina. Cuenta su proceso de adapatación al estilo, tras co-conducir Mañanas Informales y se abre y habla de cómo enfrentó la desaparición de su papá. Qué hay detrás de la conductora.

“Fue un proceso muy natural, o al menos yo lo sentí así. Sé que de afuera se ve de otro modo, complejo, pero fue simple. Cuando vino la propuesta me sorprendió porque nunca nadie había imaginado que Mario (Pergolini) no iba a estar al frente del programa, pero no me resultó ilógica. Esto me pasa porque vivo los procesos internamente, y muchas veces no registro lo que pasa afuera. Yo no había imaginado la reacción de cuando se hizo pública la noticia, de que me pararan por la calle para preguntarme si iba a usar pantalón o pollera, si iba a usar tacos... Lo difícil fue lo que me había pasado antes en ‘Mañanas informales’, que había tenido que seguir adelante con un proyecto porque quien lo hacía ya no estaba, y no por elección propia. CQC fue un desafío profesional, no afectivo. Sentíamos que había que mantener el espíritu, y cuando hicimos el primer piloto, al verlo, dijimos ‘es Caiga’", confesó Ernestina Pais, al diario Perfil, los pormenores de su trascendental decisión de conducir uno de los ciclo más importantes de la televisión argentina y en reemplazo de su creador, nada menos que Mario Pergolini.

Ernestina sabía que era un desafío enorme para su carrera. Por eso, es su principal autocrítica. La conductora lo remarca.

“Soy terrible. En ‘Mañanas informales’, de repente, una entrevista no generaba atención. Y a las tres horas yo estaba en casa, pensando en eso hasta que lo llamaba a Jorge y le decía ‘¡me equivoqué en esto!’. Pero es como que aprendí a evaluarme. Cuando empecé, yo salía con mi casetito, hacía la nota, después me ponía a editar, le ponía la música... Jorge me enseñó todo. Me empujaba a que yo supiera todo, a que aprendiese para que nadie me pudiese meter una excusa”, contó la conductora.

Empezó siendo movilera del recordado Jorge Guinzburg, la morocha evoca aquella etapa inicial de su carrera.

“En esencia, soy la misma kamikaze que en aquel entonces. Eso tiene mucho que ver con cómo es mi casa, donde son tan despiadados con la crítica... Pero no con la crítica de cómo te vestís, esas cosas. Me hacen críticas ideológicas despiadadas. Si yo me traicionara en algo, tendría a la guerrillera de mi vieja encima (risas). Muchas veces me dijo ‘no te vi a vos’, y esa es la peor crítica que me pueden hacer... En mi etapa de notera y en la de ahora, me veo a mí. Y eso en la tele no es bueno. No es bueno alguien que hace concesiones a cambio de un punto de rating. Si a mí algo no me inspira sentimientos, no te lo fabrico. Eso no quiere decir que no arme un personaje para el programa”, recordó.

Recordemos que el papá de Ernestina y Federica, su hermana, es un desaparecido de la última y sangrienta dictadura militar. De cómo lo sobrellevó, lo cuenta de un modo envidiable por su fortaleza espiritual.

Estaba mi vieja. Es una mina insoportable, pero es una mina... Un avión. No sabía dónde estaba su marido, no sabía si la iban a boletear a ella y llevó adelante una familia. Tengo recuerdos muy felices de mi infancia. Pero quedaron cosas, obvio. Si yo estudié fotografía es porque no había fotos mías de chiquita: cuando mis viejos salían de una casa quemaban todo para que no los siguieran. No quedan registros, ninguna foto, ni de nosotras de bebas, ni de mamá embarazada. Pero mi vieja nos enseñó a reírnos de la desgracia sin esquivarla. No tiene sentido ignorar el dolor, te agarra por atrás”, cerró.

No hay comentarios: