El supuesto intento de secuestro en Brasil evidenció el momento complicado por el que está pasando la rubia. Apegada a su marido y su hijo, alejada de la escena artística y de los medios, ve desde lejos cómo la fama de su hermana Zaira sube.No es fácil la vida de botinera. Más allá de todas las ventajas económicas aseguradas, ser la mujer de un futbolista puede atentar contra la carrera propia. Algo de eso le pasa a Wanda Nara, quien por estas horas atraviesa una crisis existencial a partir de su progresivo alejamiento de los trabajos artísticos.
Según un informe de la revista Semanario, el presunto intento de secuestro que sufrió en Porto Alegre, Brasil, donde acompaña a su marido, el futbolista Maxi López, fue el corolario del mal momento que viene atravesando.
La vida de esposa y madre full time, encima en Rusia y en Brasil, ya la superó y la necesidad de volver al trabajo se impuso sin otra posibilidad. El primer paso lo dio al firmar contrato con la agencia de modelos Chekka Buenos Aires, pero tampoco tuvo mucho ruedo.
Después, tuvo la chance de reemplazar momentáneamente a Carla Conte en Este es el show. Sin embargo, no pasó del par de emisiones, sin demasiadas dotes para la conducción.
Mientras la supuesta visita al living de Susana Giménez sigue pendiente, su hermana Zaira, con un perfil más silencioso, gana espacio y protagonismo: participa del programa Justo a tiempo y habría sido convocada para hacer la tira Botineras.
Para colmo, el extraño episodio que vivió con un taxista en Brasil despertó más sospechas que conmoción y le hizo ganarse la mala onda de varios brasileños. No queda otra que volver a empezar y remarla mucho, mucho.
Fuente: Diarioshow.com
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