10 dic 2009

Jorge Rial disparó contra los actores de ''Botineras''

Por suerte no pasó y el cine ganó una de las más grandes actuaciones de Hollywood. Claro que intentar compararlo con Nicolás Cabré es una tarea por lo menos absurda. Como absurda son algunas de las interpretaciones del ciclo de Sebastián Ortega que atentan contra el producto.

Botineras naufraga por responsabilidad exclusiva de sus actores. Que lo sepan y lo asuman. Cansados estamos que ante cada éxito se cuelguen en cada micrófono autoelogiándose y ante la derrota huyan levantando el dedo acusador contra productores y programadores.

Porque en el ciclo de Telefe se nota el desprecio que sienten por los personajes que interpretan. No lo pueden evitar. Fluye naturalmente de ellos. Porque su progresismo de boquilla los hace reír de las chicas que son el eje de la historia. Las miran desde arriba del hombro como perdonándoles las vida. Sienten que lo que hacen es simplemente una historia de putas de poca monta que no están a su nivel. Seres mediáticos que no entran en la galaxia elitista de algunos de sus protagonistas.

Son mejores chupándole las medias al poder que haciendo lo único que saben: actuar. Y algunos de manera sobrevaluada desde hace años por esa runfla de crítico que elogian a la nueva camada de actores cuyo principal y único valor interpretativo es escaparle al agua y jabón.

Desvirtuaron la historia por su propia necedad y porque sienten que lo que cuentan es una historia mínima y que no debería figurar en su currículum. Ninguno quiere ser como Amalia Granata, Victoria Vanucci o Wanda Nara. Y no lo serán nunca. Ellas, por lo menos, asumen con honestidad y dignidad su rol de botineras.

Los actores, en cambio, creen que ellas son una especie de minusválidos que ni siquiera merecen que se tomen un segundo de su ajetreada vida para darle un mínimo de credibilidad. Una lástima por la expectativa que se había creado y por una historia mucho más rica que la que interpretan con una pobreza franciscana. Si supieran que detrás de estas historias, que parece simplemente de chica con ánimo de comer billeteras, se esconde una trama mucho más compleja e interesante tal vez se esforzarían mínimanente en componer sus personajes.

La calidad que siempre demostró Sebastián Ortega y Pablo Culell hoy es arteramente tirada al bombo por esa división invisible que existe entre los actores serios que no pueden tocar ni con un palo todo lo que sea demasiado popular. Temen a la “Tinellización” de sus carreras. Hasta que el billete comience a faltar y terminen actuando junto a Ricardo Fort es su obra de teatro, colgándose del caño en “Showmatch” y descubran así que los mediáticos son tan humanos como ellos.

Es más, en ese elenco más de una tuvo su pasado o presente botinero. O raquetero, polista o como diablos lo quieran llamar. No le pedimos mucho. Sólo que hagan su trabajo, se amiguen con sus personajes, los respeten y los hagan lo mas creíble posible. Sino cargaran sobre sus espaldas con la responsabilidad de haber rifado una buena historia en una época donde encontrarlas no es nada fácil. No se esfuercen en usar métodos extraños sólo hagan como el gran Pedro López Lagar al que un día le preguntaron cómo hacía para interpretar sus complejos personajes. Miró al joven y lejos de esbozar una complicada respuesta solo dijo: “Me pongo la gorra y salgo”. Muchachos, pónganse la gorra y salgan de una vez.


Una editorial de Jorge Rial para Primiciasya.com.

No hay comentarios: