
Con el jarabe que publicita su programa, el conductor leyó el prospecto y le dijo que para que vea que no eran enemigos, él le iba a curar la tos.
El custodio sin pronunciar palabra quiso evitar el hecho, pero al término del baile de Juana Repetto, el cabezón volvió con el jarabe en mano y Tito tuvo que acceder.
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