1 nov 2009

Cronica de un almuerzo incomodo

Mirtha Legrand tuvo un primer gesto: en el peor momento de su gestión, lo invitó a un almuerzo a solas, o mejor aún, junto a su mujer Karina Rabolini, para que ayude a suavizar la situación del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires .

Mirtha navegó todo el programa por las dos aguas. Desde su cada vez más extremo anti kirchnerismo, no se cayó ninguna crítica, pero en la otra orilla la relación de amistad que la pareja y la conductora no ocultan le permitía cada tanto bajar los decibeles y transitar unos minutos de charla amena. Lo acorraló con la inseguridad, lo mató por el caso Pomar, le preguntó por la imputabilidad de los menores, lo acusó de no ver la realidad y a través de un llamado, al que Mirtha se adhirió, lo trató de títere del gobierno, y como si fuera poco le dijo que eso era lo que pensaba todo el mundo y se fue al corte diciéndole: "pensá cómo vas a contestar”.

Además, la Legrand comentó que había varios temas que le costaba hablar porque sabía que la ponían incomoda a Karina. Pero al rato se olvidaba de la angustia de su amiga y seguía adelante: "no se puede salir a la calle, así no se puede vivir", repitió una vez más Mirtha y además le recordó en la cara que tiene que pensar en los temas importantes: "la salud, la falta de trabajo, la inseguridad y la educación, Daniel”

Scioli, intentó como pudo justificar cada pregunta que Mirtha le hizo pero “la Chiqui” más de una vez le dijo “Yo te creo Daniel, pero…", bastante más cerca de un "no te creo nada, pero te la dejo pasar porque te quiero".

El almuerzo dejó a una Mirtha no conforme con las respuestas de Daniel Scioli, a una Karina sufrida que poco pudo comer, pero que por lo menos pudo pasar los chivos de sus productos de venta directa, y a un Gobernador que tuvo su espacio para bajar el eterno discurso del positivismo.

No hay comentarios: