
Desde hace dos meses, la vida de Charly García volvió a dar un nuevo rumbo. El mítico cantante dejó el campo de su amigo Palito Ortega, en Luján, el lugar clave para su mejoría, y hoy vive en un departamento de Palermo, donde sigue una serie de pautas y hábitos novedosos.
Sin dejar de lado su proceso de recuperación, y asistido permanentemente por una enfermera, cumple con una rutina de kinesiología y ejercicios en un gimnasio. Según la revista Gente, además de disfrutar del jacuzzi de su departamento, para relajarse y nutrir su espíritu también hace yoga y meditación.
En su tiempo libre, Charly se dedica a ensayar y preparar temas junto a su banda. La vuelta a los escenarios es el gran motor de su recuperación. Pero no sólo eso, también aporta lo suyo Mercedes Iñigo, a quien conoció como una fan más y hoy es algo más que una buena amiga.
Cada vez mejor, además volvió a disfrutar de esas largas cenas con amigos. Hace algunas noches, luego de ir a ver al teatro Astral El joven Frankenstein, la obra de Guillermo Francella, fue a comer comer con una banda de famosos integrada por el Zorrito Von Quintiero, Héctor Bambino Veira, Nito Artaza, Miguel Angel Cherutti, Diego Korol y Palito Ortega.
"Ahora me siento una verdadera estrella de rock. No me falta nada. Cuando estuve en lo de Palito me sentía como en Disneylandia. Todo era alucinante: la casa, el parque, el estudio de grabación. Por eso, los fines de semana, de vez en cuando, voy a visitarlos. Pero acá también estoy como un rey. Hoy mi vida es meditación, yoga, buenos amigos y mucho rock’n roll", así define García su buena vida.
¡Salud!
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